jueves, 23 de agosto de 2007






¿QUÉ ES EL REUMA?


      Doctor, tengo reuma. No es extraño que algún conocido, familiar o amigo, nos diga que padece de “reuma”. En ocasiones, nosotros mismos ante un dolor de cuello, espalda o rodilla, hemos pensado que el “reuma” era la causa, sobre todo si las molestias eran muy duraderas o aparecían con mucha frecuencia. Comentarios tales como “tengo un principio de reuma”, “mi madre tiene reuma”, “debe ser reuma”, “mañana seguro que lloverá porque ya me está atacando otra vez el reuma”, “estoy llena de reuma”, “tengo un reuma de caballo”, o parecidos, son comunes en nuestras conversaciones. A su vez, cuando estas personas acuden al médico y éste les pregunta por el motivo de la consulta suelen contestar: “Doctor, tengo reuma”.

EL REUMA NO EXISTE, LAS ENFERMEDADES REUMÁTICAS SI

      Pero, ¿qué es el “reuma”?. Conviene aclarar que el concepto de “reuma” no existe en los libros de medicina, o dicho de otro modo, no hay ninguna enfermedad o dolencia del aparato locomotor que reciba el nombre de “reuma”. Lamentablemente la sociedad, no sin la ayuda de los médicos, ha agrupado bajo la denominación de “reuma” a todo el conjunto de dolencias o molestias relacionadas con el aparato locomotor, quizá como consecuencia del desconocimiento de su distinta naturaleza y la creencia en una causa común para todas ellas.
      Pongamos un ejemplo para verlo más claro. Decir tengo “reuma” sería lo mismo que decir tengo “digestivo” o tengo “cardio”. Sin embargo, cualquiera de nosotros se extrañaría, y posiblemente esbozaría una sonrisa irónica, si alguien le dijera tengo “digestivo”, e inmediatamente intentaría aclarar si nuestro interlocutor padece una gastritis, una úlcera, piedras en la vesícula o una hernia inguinal. Es decir, la gente sabe que existen diferentes enfermedades del aparato digestivo, y que el especialista del aparato digestivo, también llamado gastroenterólogo, es un médico especialmente entrenado en el correcto diagnóstico y tratamiento de todas ellas. Sin duda, la mayoría de nosotros recomendaríamos a una persona aquejada de una dolencia gastrointestinal que consultara con un especialista del aparato digestivo para averiguar el nombre de su dolencia, su pronóstico y correcto tratamiento.
      Es más, muchas personas experimentarían cierta inquietud y angustia si después de realizar un interrogatorio detallado, un examen físico, diversos análisis y algunas pruebas diagnósticas el especialista no nos diera algún tipo de explicación o diagnóstico sobre nuestra dolencia. No nos conformaríamos con una opinión como la siguiente: “Usted tiene digestivo”; exigiríamos algo más concreto y si no lo obtuviéramos probablemente consultaríamos con otro especialista.
      Entonces, si el “reuma” no existe, ¿que tiene nuestro conocido, familiar o amigo que se queja de dolor en el cuello, espalda o rodilla?. Posiblemente algún tipo de dolencia o enfermedad del aparato locomotor cuyo diagnóstico convendrá establecer. Existen más de un centenar de enfermedades diferentes del aparato locomotor, también llamadas enfermedades reumáticas, cada una con su respectivo nombre y apellidos. El médico especialista de las enfermedades del aparato locomotor es el reumatólogo.

¿QUÉ IMPORTANCIA TIENE ESTO?

      Mucha, pues supone un cambio radical de actitud ante el problema o la dolencia que nos preocupa. Como ya se ha dicho, afirmar que alguien padece “reuma” supone realizar siempre un diagnóstico equivocado, ya que tal proceso no existe en los libros de medicina, y, lo que es aún peor, puede conducir a desistir de la búsqueda del diagnóstico correcto o provocar actitudes erróneas como no dar importancia a esos dolores de espalda o rodilla o creer que no existe tratamiento para nuestras molestias. Por tanto, nada más simple que no admitir lo que, de hecho, no existe. En cambio, si entendemos que el “reuma” no es una enfermedad concreta, seguiremos buscando y no estaremos tranquilos hasta averiguar el nombre de la enfermedad que padecemos.


EL ESPECIALISTA

      A medida que los conocimientos médicos han ido avanzando han surgido diferentes especialistas con el objeto de agrupar todas las enfermedades que afectan a un órgano, sistema o aparato. Al mismo tiempo, el elevado número de conocimientos alcanzado, así como la complejidad de las diferentes técnicas diagnósticas y, sobre todo, el rápido crecimiento que experimenta la medicina en todos los campos obligan a la especialización de los médicos. Así nacieron especialidades como la cardiología, la neurología, la gastroenterología, la nefrología, etc. Al igual que ocurre con el aparato digestivo, el sistema respiratorio o la piel, el aparato locomotor también se puede ver afectado por diferentes enfermedades. La especialidad que se ocupa de las enfermedades del aparato locomotor, también conocidas como enfermedades reumáticas, se llama reumatología.

EL APARATO LOCOMOTOR

      El aparato locomotor sostiene y da forma al cuerpo, protege órganos delicados como el cerebro, el corazón, los pulmones y la médula espinal y nos posibilita los movimientos y desplazamientos. Su integridad es fundamental para poder realizar con autonomía una vida diaria normal y una adecuada relación social. El aparato locomotor está formado por el esqueleto, es decir los huesos y las articulaciones, y la musculatura, es decir, los músculos y tendones.
      Las articulaciones sirven para unir los huesos entre sí. Hay articulaciones fijas y móviles. Las articulaciones fijas no permiten realizar ningún movimiento, ya que los huesos que las forman están prácticamente soldados entre sí, como ocurre entre los huesos del cráneo. Las articulaciones móviles son estructuras mucho más complejas que permiten realizar diversos movimientos, como es el caso de la rodilla, la cadera, el hombro o las manos. En cada articulación los extremos de los huesos están cubiertos por una gruesa capa de un tejido muy liso y deslizante: el cartílago articular, que proporciona una perfecta congruencia entre las superficies articulares permitiendo realizar movimientos suaves perfectamente controlados (imagen). Pero el cartílago también actúa como un colchón que sirve para amortiguar los impactos producidos por los movimientos, saltos, golpes y torsiones que experimentan las articulaciones. Las articulaciones están envueltas por una membrana (membrana sinovial) que produce el líquido sinovial, auténtico lubricante de la articulación. Finalmente, otras estructuras como la cápsula, los ligamentos, los tendones y los músculos envuelven, sujetan, dan estabilidad y permiten los movimientos de las articulaciones. Cualquier articulación se puede afectar por alguna enfermedad del aparato locomotor. Debemos tener en cuanta que el aparato locomotor está formado por más de un centenar de articulaciones, sin olvidar que algunas estructuras como la columna vertebral, los pies o las muñecas están formadas por múltiples articulaciones perfectamente enlazadas entre sí que pueden alterarse por la enfermedad.



LAS ENFERMEDADES REUMÁTICAS
      ¿Cómo puede enfermar el aparato locomotor? Las enfermedades del aparto locomotor, o enfermedades reumáticas, se caracterizan por la aparición de cambios, lesiones o alteraciones en uno o varios de los elementos del aparato locomotor, es decir, los huesos, las articulaciones, los músculos, los tendones y los ligamentos, que se pueden producir por mecanismos distintos. Actualmente se conocen más de un centenar de enfermedades del aparato locomotor.
      Por ejemplo, el cartílago articular se puede convertir en una superficie irregular, perder su capacidad de amortiguación y sufrir un proceso de desgaste. Es lo que se conoce con el nombre de artrosis, más frecuentemente en las articulaciones que soportan peso como la columna, las rodillas y las caderas, o que han estado sometidas a un uso repetido, como las manos en los agricultores. A veces el problema es un hinchazón articular persistente, de causa desconocida, como en la artritis reumatoide, o ataques súbitos de hinchazón con intenso dolor como ocurre en la gota y que obedece a un trastorno relacionado con el ácido úrico. En otros casos son las articulaciones de la columna las que se inflaman como en la espondilitis anquilosante, pues también hay articulaciones entre los huesos de la columna vertebral.
      Los huesos, sin una causa aparente o como consecuencia de un trastorno hormonal, un tratamiento médico o alguna enfermedad, pueden sufrir un proceso de descalcificación y convertirse en frágiles, con riesgo de fractura ante un traumatismo mínimo, como ocurre en la osteoporosis.
      También los músculos pueden sufrir alteraciones como consecuencia de su inflamación, como pasa en las enfermedades musculares, o de una contractura prolongada, como ocurre en el tortícolis o en algunos dolores de espalda. Otras veces, el problema está en los tendones que también pueden inflamarse como en algunos casos de hombro doloroso.
      Las articulaciones y los huesos, como otras partes del organismo, se pueden infectar ocasionando una enfermedad que seguramente requerirá un ingreso hospitalario. A veces, la enfermedad es consecuencia de un trastorno inmunológico que produce manifestaciones clínicas en otros órganos o sistemas, además del aparato locomotor, como en el lupus eritematoso sistémico. Finalmente, las enfermedades de otros órganos o sistemas también pueden repercutir en el aparato locomotor y provocar su enfermedad. Así sucede con algunas enfermedades de las glándulas endocrinas, la sangre, la piel, etc.
      En definitiva, las enfermedades del aparato locomotor constituyen un conjunto muy diverso y complejo que bien justifican la existencia de un especialista idóneo: el reumatólogo o el geriatra.

¿CÓMO SE MANIFIESTAN LAS ENFERMEDADES DEL APARATO LOCOMOTOR?

      Principalmente producen dolor que suele localizarse en las articulaciones o alrededor de las mismas. El dolor puede ser pasajero o aparecer sólo con los movimientos como, por ejemplo, en las manos al coser, en las rodillas al andar o en la espalda al agacharse; pero también puede ser fijo y persistente, llegando a impedir realizar los movimientos o conciliar el sueño. El dolor, a veces, se acompaña de sensación de rigidez o entumecimiento de las articulaciones que mejora con el movimiento. Pero el dolor también puede proceder de los músculos, de los tendones o de otras estructuras del aparato locomotor llegando a ser muy molesto. Los reumatólogos y geriatras, mediante un cuidadoso interrogatorio y un examen físico, son capaces de averiguar la mayoría de las veces el origen del dolor.
      Otras veces, las enfermedades del aparato locomotor, en lugar de dolor, producen molestias, pinchazos, sensación de pesadez, tirantez o cansancio localizados en una zona del cuerpo (hombro, cuello, región lumbar, piernas, etc.) con grados diferentes de dificultad para realizar las actividades de la vida diaria como trabajar, conducir, llevar peso, hacer las tareas del hogar, etc. Pero en ocasiones, estas molestias son difusas, mal localizadas y parecen afectar a todo el organismo, acompañándose de una sensación de dolor y cansancio generalizado que la persona manifiesta con una frase como ésta: “me duele todo” o “me levanto peor que me acuesto”.
      Otro síntoma fundamental es la hinchazón o
tumefacción de las articulaciones. Es consecuencia del acúmulo de líquido sinovial dentro de la cavidad articular y puede estar ocasionado por multitud de procesos. Es un síntoma de clara enfermedad articular que nos debe inducir a consultar con un geriatra o reumatólogo.
      Las enfermedades del aparato locomotor también pueden provocar otros síntomas como pérdida del apetito, pérdida de peso, pérdida de fuerza, debilidad, cansancio, fiebre o alteraciones en otros órganos o sistemas (piel, ojos, aparato digestivo, pulmón, riñón, etc.).

DIAGNÓSTICO DE LAS ENFERMEDADES DEL APARATO LOCOMOTOR

      El diagnóstico se basa en un interrogatorio y examen físico cuidadosos. Su geriatra analizará las características del dolor, su distribución, el número de articulaciones afectadas, la presencia de hinchazón, etc., logrando realizar un diagnóstico exacto la mayoría de las veces. En ocasiones unos análisis pueden servir de ayuda para confirmar una enfermedad ya sospechada durante el interrogatorio o para seguir la evolución de un enfermo.
      Ya dijimos anteriormente que el “reuma” no existe. Tampoco hay análisis que permitan hacer el diagnóstico de “reuma”. Sin embargo, se puede oir el siguiente comentario: “en el análisis de sangre tengo las pruebas reumáticas positivas”, o este otro: “el análisis me da un reuma de tres cruces”, indicando, en éste último caso, la gravedad del proceso. Estas expresiones son totalmente equivocadas y causan graves confusiones. Igual que no hay “reuma”, sino enfermedades de aparato locomotor, tampoco hay pruebas reumáticas, sino pruebas de laboratorio que ayudan a confirmar o eliminar alguna enfermedad del aparato locomotor. Volviendo a nuestro ejemplo anterior, diagnosticar “reuma” mediante análisis de sangre sería lo mismo que diagnosticas “digestivo” o “cardio” con una prueba de laboratorio. Se debe huir de estas afirmaciones genéricas, ya que confunden más que aclaran. Lo importante es averiguar qué enfermedad o proceso padecemos. A menudo el profano tiene una excesiva fe en la pruebas de laboratorio ignorando que la clave está en los conocimientos del médico que nos atiende y no en los resultados de un análisis o de cualquier otra prueba diagnóstica.
      Las radiografías u otras técnicas de imagen son útiles en algunos casos, pero la mayoría de las veces no son necesarias o añaden poco al diagnóstico clínico realizado antes de pedirlas.

¿DEBO ACUDIR AL REUMATÓLOGO O AL GERIATRA?

      Geriatra y reumatólogo, por su formación y experiencia, son los médicos más adecuados para enfrentarse con el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades del aparato locomotor. Quizá alguien esté pensando, ¡anda, pues yo creía que el médico de los huesos y las articulaciones era el reumatólogo! Sin embargo, los geriatras son especialistas en enfermedades degenerativas y de envejecimiento, y las enfermedades reumáticas, unas de las mejor estudiadas por ellos.
      El médico de cabecera puede seguir y tratar con eficacia muchos de los problemas más comunes relacionados con el aparato locomotor. La mayoría de las veces será el mismo médico de cabecera quien nos recomiende acudir al especialista cuando la situación lo requiera.

ALGUNAS RESPUESTAS SOBRE LAS ENFERMEDADES DEL APARATO LOCOMOTOR

      ¿Cuántas personas padecen enfermedades del aparato locomotor? Las enfermedades del aparato locomotor están entre las más comunes en la población general. Se calcula que un 30% de la población general padece algún proceso del aparato locomotor.
      ¿Qué enfermedades son más frecuentes? La artrosis es la enfermedad más común. Su frecuencia aumenta con la edad. Se estima que el 24% de la población adulta sufre algún tipo de artrosis. Otros procesos que producen molestias locales como las lumbalgias, los dolores cervicales, o el hombro doloroso le siguen en frecuencia. Las artritis sólo afectan al 2% de la población.
      ¿Aparecen con mayor frecuencia en las mujeres o en los varones? Depende de la enfermedad. Por ejemplo, la artrosis es más frecuente en las mujeres, pero la gota es más frecuente en los varones.
      ¿Sólo aparecen en las personas mayores? También depende de la enfermedad, pero las enfermedades del aparato locomotor pueden aparecer a cualquier edad. Así, hay niños, afortunadamente pocos, con enfermedades del aparato locomotor. También las personas jóvenes pueden padecer enfermedades reumáticas. Otras enfermedades sólo aparecen en la edad adulta o en los ancianos. En definitiva, las enfermedades reumáticas no son sinónimo de vejez.
      ¿Cuál es la causa? También depende de la enfermedad. En algunos casos una infección, en otros un trastorno hormonal o del
sistema inmune, pero muchas de las enfermedades del aparato locomotor son de causa desconocida.
      ¿Se heredan las enfermedades del aparato
locomotor? En general, no. Algunas enfermedades son más frecuentes en determinadas familias, sin que ello signifique que exista un mecanismo de herencia de las mismas.
      ¿Son siempre enfermedades crónicas? No siempre, ya que muchos procesos se curan o aparecen una sola vez en la vida y se van sin dejar secuelas.
      ¿Qué quiere decir crónico? La diabetes, la artritis reumatoide y la espondilitis anquilosante son enfermedades crónicas. Muchas personas creen equivocadamente que tener una enfermedad crónica significa padecer dolor, molestias o sufrimiento durante toda la vida, de forma continuada y sin interrupción.
      Esto no es cierto. Baste reparar en la cantidad de personas que circulan por la calle, a nuestro alrededor, con alguna enfermedad crónica sin que nosotros nos demos cuenta.
      Cuando se dice que una enfermedad es crónica se está afirmando que dicha enfermedad durará mucho tiempo, quizá toda la vida, pero no se dice nada sobre la duración e intensidad de los síntomas. Algunas enfermedades crónicas producen síntomas de forma continuada, pero otras sólo provocan molestias a temporadas. En ambos casos las manifestaciones clínicas se pueden suprimir o aliviar con la ayuda del tratamiento.
      Por ejemplo, una persona con diabetes padece una enfermedad crónica, que requerirá insulina el resto de su vida, pero con un correcto tratamiento puede permanecer libre de síntomas durante muchos años y llevar una vida casi normal. Una mujer con artritis reumatoide también padece una enfermedad crónica con dolor e hinchazón en múltiples articulaciones, pero con un tratamiento adecuado puede permanecer sin dolor y mantener una buena capacidad para moverse, desplazarse y cuidar de sí misma. Los enfermos con espondilitis anquilosante pueden tener épocas de dolor en la espalda intercalados con largos períodos sin molestias.
      ¿Son siempre invalidantes? Otro error común es creer que las enfermedades del aparato locomotor son siempre invalidantes.
      Los tratamientos actuales mejoran los síntomas y mantienen una adecuada capacidad para moverse, desplazarse y cuidar de sí mismo en la mayoría de los casos. Afortunadamente, pocos enfermos padecen incapacidades graves. Por otra parte, la cirugía ha logrado importantes avances, con la posibilidad de restituir la función de aquellas articulaciones gravemente dañadas.
      ¿Tienen tratamiento? El tratamiento depende de la enfermedad. En muchos casos el tratamiento puede solucionar definitivamente el problema. Otras veces los tratamientos no llegan a curar la enfermedad pero permiten reducir los síntomas y mantener una buena capacidad para moverse, desplazarse y cuidar de sí mismo. En cualquier caso, es fundamental un diagnóstico precoz del proceso, pues la mayoría de los tratamientos tienen mejores resultados cuanto antes se aplican.
      Pero, ¿las enfermedades crónicas también tienen tratamiento? Algunas personas, creyendo que las enfermedades crónicas no tienen solución, abandonan el tratamiento o ni siquiera lo buscan. Nuevamente un error muy peligroso. Incluso las enfermedades más graves e invalidantes pueden tener alguna solución que por supuesto no se encontrará si no se busca.
      ¿Hay alguna asociación de enfermos? Actualmente los enfermos han conseguido un alto nivel de participación en algunas asociaciones de carácter local, autonómico o nacional que ofrecen indiscutibles ventajas. Si usted está interesado, puede llamarme a partir de las 20 horas al 686-627531 (Dr. Adolfo de la Peña, geriatra clínico).

MIRANDO AL FUTURO

      La geriatría es uno de los campos de la medicina con una mayor investigación. Continuamente se están ensayando nuevos fármacos, técnicas diagnósticas o programas de ayuda para mejorar el tratamiento de las enfermedades del aparato locomotor. A buen seguro en los próximos años se conseguirán importantes avances, como ha ocurrido con anterioridad.